septiembre 30, 2013

La carrera de Derek Redmond - Testimonio motivacional

Derek Anthony Redmond es un ex-atleta británico que nació en 1965, en Buckinghamshire, Inglaterra. Registró el récord de los 400 metros de Gran Bretaña y ganó la medalla de oro en el 4x400 del Mundial Europeo y los Juegos de la Mancomunidad.

Durante su carrera en el mundo del deporte sufrió varias lesiones desde muy joven, lo cual lo llevó incluso a pasar por el quirófano en 18 ocasiones. En los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, cuando era uno de los favoritos para ganar la medalla de oro de 400 metros, se lesionó su tendón de Aquiles en una carrera de las semifinales, cuando le faltaban 250 metros para llegar a la meta.

Siendo los juegos olímpicos la cumbre de los sueños para este atleta, se negó a dejar inconclusa esa carrera, aún cuando el dolor que sufría era intenso y su lesión era grave. Su padre, esquivando la férrea barrera de seguridad, saltó al centro de la pista para auxiliar a su hijo y convencerlo de salir de la carrera. Pero fue inútil. Derek estaba resuelto a terminarla.

Así que, luchando contra el dolor (el cual claramente se reflejaba en su rostro) y apoyándose física y emocionalmente en su padre, Derek Redmond caminó lenta y trabajosamente hasta la meta de aquella carrera, completando una vuelta completa, mientras los miles de personas que llenaban el estadio le ofrecían una emotiva ovación de pie y lo animaban durante todo el trayecto.

Aquella conmovedora escena se difundió alrededor del mundo y quedó grabada en los anales de la historia del deporte. La lesión que el atleta sufrió ese día le obligó a retirarse temprana y permanentemente del atletismo profesional. 

La mayoría de nosotros quizás no recordamos quién fue el ganador de la medalla de oro de la carrera de aquel día. Pero seguro que el hermoso ejemplo de perseverancia de aquel joven, así como del amor y apoyo incondicional de su padre, perduran en la memoria de quienes hemos visto esta icónica escena. 

De manera similar, nuestro Padre celestial está pronto a auxiliarnos, ya sea tendiéndonos su mano, sirviéndonos de apoyo o, si es necesario, incluso llevándonos en sus brazos cuando no podamos dar un paso más. En nuestras propias fuerzas no podremos lograr las mejores cosas. Pero sí podemos, cuando nos abrazamos de nuestro amado y Buen Padre. Él está ahora esperando por ti.

Te invito a ver este breve video, que sé que tocará tu corazón.

LA CARRERA DE DEREK REDMOND, AYUDADO POR SU PADRE:



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