Nos dice que vivir una vida completa, integral y abundante no significa ser perfectos, sino aprender a vivir pegados a Dios en todo, pues solo en él estamos completos. Solo así podemos vivir descansando en Dios, comprendiendo que él tiene todo en control.
La paz, nos dice Morrison, no es ausencia de problemas, como lo entiende el mundo, sino que es poder estar tranquilos, descansados y confiados, aún en medio de circunstancias adversas, porque Dios nos llena con Su paz, la que sobrepasa todo entendimiento y que jamás el mundo, sino solo Dios puede dar. Y así, confiando en él y viviendo por él y para él es que todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo son guardado irreprensibles para el Señor, hasta que él venga.
Nos dice también que vivir integralmente o de manera completa con Dios implica vivir desde el espíritu, de adentro hacia afuera. Porque en realidad lo que somos es un espíritu, que vivimos dentro de un cuerpo. El cuerpo exterior no es lo que somos, sino tan solo un "vestido o ropaje", que cuando morimos, nos es quitado. Y lo que queda después es nuestra esencia, lo que siempre hemos sido y somos y seremos: espíritu; ese es el que es eterno y vivirá con Dios por siempre y para siempre (o que pasará la eternidad sin Dios, dependiendo de si morimos en Cristo o no).
Una Vida Completa (Predicación de Randy Morrison).
