Descubren evidencias de que realmente los israelitas cruzaron el Mar Rojo. Mediante cámaras robóticas submarinas, investigadores han realizado hallazgos arqueológicos sorprendentes. Estos videos documentan más de cien carros egipcios esparcidos por más de 2 kilómetros en el fondo del mar, en el sitio que la Biblia narra que ocurrió este hecho.
Ruedas de carruajes egipcios, con su eje, cubiertas por corales.
Allí todavía reposan dispersos, después de 3,400 años, e incrustados con corales (que los han ayudado a conservar), los restos un centenar de carruajes egipcios antiguos. Muchos de ellos están rotos, y otros conservan sus ruedas, de un metro de diámetro, aún unidas a su eje, o las cabinas del carruaje. Incluso, se ha hallado una rueda del carro mismo del Faraón.
Es todo un campo de batalla bajo el agua que no tendría por qué estar ahí.¿Qué ejército de ese entonces llevaría su lucha hasta el fondo mismo del Mar, en el centro de éste? La única manera en que dichos carruajes estén allí es que, en el momento en que llegaron a ese punto, ese sitio no estaba cubierto por agua (lo cual coincide con la narración bíblica).
Los estudiosos del tema explican la particular similitud de los carros encontrados en el fondo del mar, con la usanza típica de los carros de batalla egipcios de ese entonces (al comparar sus hallazgos con los dibujos y demás representaciones pictóricas que existen en monumentos egipcios y demás jeroglíficos).
El carro del faraón se ha identificado pues es el único cuya rueda encontrada está recubierta con oro. Está documentado en grabados egipcios que los faraones usaban carros enchapados en oro. Incluso, esa rueda de oro de cuatro radioshallada en el fondo del mar, es idéntica en tamaño y características a las ruedas del carruaje de otro faraón egipcio, que reposa en un museo.
Los corales no se adhieren al oro ni a la plata, pero sí a otras clases de metales. Y esa rueda de color dorado es la única (entre todo un centenar de ellas), que durante miles de años no ha sido cubierta por ningún coral. En cambio, las demás sí. También se han encontrado restos humanos y de caballos, cubiertos por corales.
Los corales no se fijan a la arena, sino que necesitan adherirse a estructuras sólidas, como rocas, huesos, madera u otros materiales, sobre los cuales van creciendo y multiplicándose. Conforme estos corales de las capas superficiales van muriendo, se endurecen como roca, y se van añadiendo sobre ellos nuevas capas de otros corales vivos. Luego, estos mueren y crecen nuevos, y así sigue el ciclo. Así, a lo largo de los años, se va formando y creciendo una estructura única en cada caso.
Los corales que se fueron añadiendo a estos restos de los carruajes egipcios ayudaron a preservarlos, y aún permiten visualizar con bastante claridad la forma original de los objetos bajo ellos, sobre los cuales se fijaron en un principio. Incluso, altos niveles de hierro han sido detectados dentro de dichos corales (con aparatos electrónicos de medición).
También, se han hallado dispersas muchas estructuras de corales, todas ellas circulares y de un poco más de un metro de diámetro. Tales patrones no son comunes en la naturaleza, así como tampoco las estructuras de coral con ángulos rectos (que se formaron entre las ruedas del carruaje y su eje central), ni las estructuras rectas, dispuestas en forma radial (que evidencian los radios de las ruedas).
Además de todos estos interesantes hallazgos, Michael Rood (un investigador y conferencista hebreo, conocedor de la Torá y convertido al cristianismo) nos muestra otras evidencias arqueológicas de que ese punto en donde fueron hallados los carruajes egipcios en el fondo del mar, es el mismo lugar en donde los israelitas cruzaron el Mar Rojo, cuando Dios mismo lo abrió para ellos.
También, con sondas submarinas se ha realizado un sondeo y reconstrucción digital del fondo de ese mar, que muestra que, debido a ciertas características geográficas del sitio, ese era el único lugar factible para cruzar de una orilla a la otra.
Es que el fondo de ese mar, en su centro, está fracturado por una gran fosa que corre a todo lo largo de él. Es un gran cañón natural submarino (más grande que el Cañón del Colorado, en Arizona, y de más de 1 kilómetro de profundidad en ciertos puntos), por el que a cualquier persona le hubiese sido imposible transitar (aún en seco); y peor aún en el caso de los hebreos, que iban con mujeres, niños y animales, para cruzar a pie hasta el otro lado.
Michael Rood nos explica que el error que muchos han cometido durante siglos al tratar de ubicar el sitio exacto en donde ocurrió este evento que narra la Biblia, se debe al desconocimiento de las Sagradas Escrituras originales, de la historia, la geografía y las tradiciones hebreas.
Aún hoy, muchos teólogos y eruditos cristianos se han dejado llevar por la tradición católica, en la cual (como ya es bien sabido históricamente) la madre del emperador Constantino, sin el conocimiento necesario y mal asesorada, quiso ubicar los lugares de los acontecimientos del Antiguo y del Nuevo Testamento, e incluso mandó a erigir en ellos iglesias y/o monumentos (algunos de los cuales perduran hasta hoy). Pero, lamentablemente, ella ubicó muchos de esos sitios erróneamente. Y hoy esto ha sido comprobado por la arqueología, la geografía y la teología.
Además, las traducciones erróneas de ciertas palabras desde el hebreo original han conducido a que muchos no lograran ubicar correctamente el sitio en el cual los israelitas cruzaron el Mar Rojo. Por ejemplo, lo que se ha traducido como "Mar Rojo", en realidad es en hebreo Yam Suf, que puede tener varias interpretaciones, lo cual ayuda a ubicar ese lugar bíblico en un sitio geográfico más específico.
También, la narración bíblica del Éxodo especifica claramente el lugar en donde cruzaron (lo cual puedes leer más abajo en el pasaje bíblico en cuestión). Incluso, 500 años después de ese evento, el rey Salomón erigió como monumento dos grandes columnas de piedra con inscripciones grabadas en ellas (una en cada orilla del punto del cruce del Mar Rojo), en conmemoración de este gran milagro, las cuales perduran hasta hoy. Y ese es precisamente el mismo sitio en donde fueron encontrados este centenar de carros egipcios en el fondo del mar.
Columnas erigidas por el rey Salomón.
Lugar del cruce del Mar Rojo, de acuerdo a los datos que especifica la Biblia.
Después de tantas evidencias, más claro que el agua, no puede estar.
Estas y muchas otros datos sorprendentes los podrán ver en este interesantísimo video. Más abajo puedes leer la historia en detalle, de cuando los israelitas cruzaron el Mar Rojo, tomada del pasaje completo de la Biblia.
DESCUBREN EVIDENCIAS DEL CRUCE DEL MAR ROJO POR LOS ISRAELITAS:
Habló Jehová a Moisés, diciendo:
Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar.
Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado.
Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así.
Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva?
Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo;
y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos.
Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa.
Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón.
Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová.
Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?
¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto.
Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis.
Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.
Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.
Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.
Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería;
y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo.
Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas,
e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros.
Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas.
Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda.
Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo.
Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios,
y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios.
Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería.
Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar.
Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno.
Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda.
Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar.
Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.
(Éxodo 14:1-31)